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TERESA

SEGUNDA

COLECCIÓN

Con el jardín florecido de orquídeas de María Alcira y gracias a la calma de la nube negra, su hija Teresa pudo ir a estudiar para ser profesora en la Normal de Belalcázar (Cauca). En un épico viaje que inicia en Tenza (Boyacá), pasando por Nemocón y Cucunubá (Cundinamarca), la Chamba (Tolima), Palermo (Huila) y terminando en Belalcázar, recogiendo en su maleta los tejidos de macramé, en Pindo y las cerámicas teñidas con boñiga de vaca, así es como Teresa da inicio a sus estudios.

Emocionada por lo que encuentra llega hasta San Andrés de Pisimbalá, Silvia y Puerto Tejada en el Cauca, allí conoce al hombre más bello del pueblo, Conrado. Él, oriundo de Quibdó la enamora y ella en busca de la felicidad inicia un confiado viaje con Conrado quien le ha prometido llevarla al lugar donde existe la verdadera felicidad, el departamento del Chocó.

Dan inicio a su viaje en barco por el río Cauca abajo. Los pájaros, los loros y el color de la rivera se quedan en su memoria. Su primera parada es en El Carmen de Viboral (Antioquia), allí Teresa cree encontrar la felicidad en el color, la magia y la belleza de las pinturas que están registradas en las vajillas de losa. Pero Conrado le insiste en que eso no es nada comparado con la felicidad que encontrará en el Chocó.

Arranca su recorrido final atravesando la selva pacífica y luego de horas de viaje llegan a la mágica Quibdó. Teresa descubre el color de su raza, los sabores del Achín, el borojó, el popocho, el almirajó, el bacalao, descubre la alegría de las fiestas de San Pacho al ritmo del Bunde y la chirimía, siente el poder artesanal y ancestral de la damagua, el cabecinegro, la mola y el werregue.

Y así, una tarde sentada a orillas del río Atrato, con su mano agarrada a la de Conrado le promete su amor eterno, respirando con tranquilidad el aire de la verdadera felicidad.

Fotos: Patricia Castellanos para Revista Fucsia

Modelo: Valentina Ortiz  • Grupo4

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