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MARÍA MAGDALENA

CUARTA

COLECCIÓN

INSPIRADA EN LA MUJER DE LOS 7 NOMBRES

Taliana_Abuela

Taliana_Abuela

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Alias es un niña que desde el vientre de su madre ya había emprendido muchos trayectos. Largas caminatas por paisajes hermosos e inhóspitos a la vez. Su madre huyó de un grupo guerrillero al que había ingresado a sus 12 años, acto atrevido con el que inició su intento de darle a ella ese otro futuro. Su madre corrió durante días en medio de la selva espesa,  hasta encontrarse de frente con el enemigo: un grupo paramilitar que la hizo prisionera de guerra. Así Alias nació en cautiverio.

 

Unas semanas después los captores emprendieron un viaje para colonizar nuevos territorios, siguiendo la ruta de una  guerra sin sentido. En el trayecto pasaron por la Alta Guajira y se encontraron con la ranchería donde Rosa María vivía junto a la comunidad Wayú, etnia que la había hecho parte de su familia hace ya unos años.

 

En tiempos de guerra la esperanza de una vida carece de sentido. Un bebé te hace visible y vulnerable frente a tu enemigo, así que al pasar por la ranchería de Rosa María los paracos hacen una parada técnica para pedir víveres y dejarles la niña por unos días mientras seguían su ruta cercada por el enemigo.

 

Rosa María recibe en sus brazos a esa sobreviviente, a ese ser tan pequeño y tan grande a la vez. Al encontrarse con sus ojos, inocentes y llenos de posibilidades en medio de tanto dolor, sus corazones empezaron a latir tan fuerte como un conjuro a la muerte. Se reconocieron y a partir de ese momento sus vidas serían una, de manera definitiva. Fueron las llamadas a contar una historia de olvido.

 

Esa noche Rosa María se acuesta a dormir y tiene un sueño revelador. Una joven de ojos negros y rasgados le habla de esa bebé que hoy duerme a su lado,  le pide encarecidamente que la llame María, pues ella necesita que esa niña crezca con algo de su madre, así ese algo sea simplemente el nombre. Así nace MARIA MAGDALENA, Esta mujer que se ve cansada de andar le muestra un camino y la invita a seguirlo, para que ella pueda dar por terminado el suyo.

 

Consciente del riesgo enorme que significa, Rosa María huye con esa niña que a partir de ese día tiene un nombre: Alias María; para salvarla de ese destino de guerra heredada. Huyen una tarde con un cielo color rojo encendido, como si este ardiera en llamas.

 

En su recorrido que se hizo enorme por el miedo, pero que no era tan extenso en kilómetros, descubrieron juntas territorios de una belleza incontable y se encontraron con personas que reconocían su temor con solo mirarlas.

 

Esa Guajira que es desierto fértil, sal, carbón, gringos y nativos, que está atravesada por la única carrilera de tren en uso, en la que hay lugar para los habitantes ancestrales y para los paisas que ponen una tienda en cualquier lugar. El resumen de una de tantas colombias olvidadas en las que la gente aprendió a no juzgar, porque son solo eso, olvidados. La Guajira costera y el maravilloso parque Tayrona , que ya avisaba un nuevo territorio, fueron el único pare en su ruta por el borde de la serranía.

 

Allí, en unos días de paraíso que parecían prestados Rosa María se dio cuenta que no solo la niña crecía, que en su interior una nueva mujer emergía, llena de una fuerza desconocida.

 

Finalmente deciden subir a la Sierra Nevada de Santa Marta. Alias María camina libre y descalza en el paraíso, el lugar donde la fuerza del mar Caribe y la nieve de la cima de la montaña se unen en un mismo horizonte , donde hay lugar para todos los ecosistemas y pisos térmicos, donde habitan comunidades ancestrales que predican y aplican su sabiduría en su lugar sagrado, lleno de vida, especies, colores, formas y sobre todo, sueños.

 

Los Mamos las acogen y Rosa María dedica su esfuerzo para que la vida de Alias María tenga un sentido lejos de la violencia, que aprenda de esas culturas que valoran la vida antes que el poder. La niña con el tiempo se convierte en líder. Pero la guerra la persigue, llegando incluso a lugares donde ningún ser vivo quiere enfrentarse.

 

Alias María termina siendo testigo de los distintos tipos de violencia, ve la guerra que tiñe hasta los lugares más recónditos y sagrados, sin respeto, sin pudor, sin un ideal, llena de hombres armados que simplemente un día la vida los puso ahí y, ellos sin conocer opciones, cumplen ordenes sin sentido, desarticulando, fragmentando pueblos hermanos.

 

También encuentra la violencia de las castas, de los cultivos ilícitos, la de un país abandonado y sin rumbo. La violencia que nace de las generaciones hijas del conflicto, tal cual como ella.

 

Pero Alias María entiende donde se encuentra la semilla de la esperanza y decide revisar su propia historia, comenzando por su llegada a este mundo, bajo un escenario de odios y enemigos, de privación a su ser, a la vida misma y vislumbra el momento donde el amor salva su destino. Recuerda a su madre adoptiva que a pesar de no haberla llevado en las entrañas se jugó la vida por ella y lo único que quiso es dejarle la sabiduría del perdón.

 

Alias María emprende un viaje por cada rincón de la Sierra visitando a sus amigos indígenas haciendo ofrendas en los lugares sagrados por sus hermanos menores, aquellos que aún no pueden sino encontrar el camino del odio y resentimiento para abordar las diferencia.

 

María pide perdón no solo por ella, o por su madre biológica, o por sus captores, sino por todos, por todos los que aún no encuentran el espacio en su corazón para perdonar y transformar su entorno, su familia, sus enemigos, su futuro.

María entendió que el significado de Alias es otro: transformación. Así que predica con fuerza el sentido de ser ALIAS y ser PERDÓN.

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